miércoles, 21 de abril de 2010
¿En que se relacionan Friedman, los golpes de estado y las carreras de Economía?
Por Carlos Mireles
"No creo que nunca me hayan considerado malvado."
MILTON FRIEDMAN, citado en The Wall Street
Journal, 22 de Julio de 2006
Para la década de los 50’s existió en La escuela de Economía de Chicago una corriente que no se limitaba a enseñar a sus estudiantes. Al contrario, funcionaba como enclave para la producción de académicos basados en una revolución del pensamiento económico contra el pensamiento vigente de aquel entonces “el Estatista”. Las puertas de aquel edificio no se abrían a los presentes para simplemente obtener una carrera, daban pie a la creación de un cartel de académicos entrenados rigurosa y científicamente para la guerra, para aniquilar cualquier intento por el desarrollo para el 3er.mundo, alejados de toda realidad y con una visión totalmente abstracta y ensimismada. Como menciona Gary Becker, economista nobel proveniente de la “Escuela de Chicago”, “éramos guerreros que combatíamos con la mayor parte del resto del gremio”. La forma de pensar de dicha escuela no era por ende generación espontánea, era resultado de la permeabilización de ideas de economistas como Milton Friedman.
¿Qué busca este radicalismo? Consiste en convertir a la economía de los países en “una tabla rasa” donde se puede experimentar el más puro de los capitalismos, sin interferencias gubernamentales, aranceles, ni proteccionismos. Un Capitalismo como forma de organización económica que deje fuera a esas disciplinas críticas del modelo, y distorsionadoras que pueden ser la sociología, la antropología y la filosofía, donde lo único que coexiste es la ciencia matemática usada para la búsqueda e implementación en busca de la perfección.
Friedman creía que cuando la economía se encontraba muy contaminada, se podía realizar una catarsis por medio del shock. Este shock se trasladaría a medidas políticas implementadas por políticos valientes que se las darían a sus países como medicinas fuertes y amargas, necesarias para provocar una limpia absoluta. Esta aberración al libre mercado es como la describe el sociólogo de Harvard, Daniel Bell: “un precioso conjunto de movimientos ó una obra de arte tan perfecta que a uno le lleva a pensar en los célebres cuadros de Apeles, que pintó un racimo de uvas tan realista que los pájaros se acercaban a comérselas”.
Esta imaginación de “la tabla rasa” tampoco proviene de la generación espontánea, sino que viene orientada por el Investigador Psiquiátrico tan querido en Norteamérica: Skinner quien afirmaba que el ser humano cuando nace es una tabla rasa donde se le puede inculcar lo que fuere (Conductismo).
Estos académicos veían a la Economía como una ciencia pura, poseían una dedicación a ella tal como los químicos o físicos a su respectiva disciplina. Para su desgracia temporal experimentaron gran dificultad para poder ver plasmado su gran intento de obra de arte debido a que todo su sueño húmedo estaba basado en teorías “A priori” (suposiciones).
Así como las fe fundamentalista, la economía del libre mercado es un sistema cerrado. Y si de alguna manera experimenta alguna enfermedad- como inflación ó desempleo – es atribuida a la distorsión creada por agentes externos al mercado, como el gobierno. Toda la faramalla propositiva de este “capitalismo fundamentalista” es expresado en pequeñas premisas a obtener, tales como “libre mercado”, “libre consumidor”, “libres precios” y el beneficio individual que contribuye al beneficio general.
La enajenación de Friedman hacia el libre mercado y la rentabilidad puede ser identificable a partir de su contexto infantil; hijo de inmigrantes húngaros, que a su llegada a E. U. adquirieron una fábrica textil.
La escuela de Chicago fungió como contrapeso a la izquierda radical, la cual prometía justicia social, abolición de la propiedad productiva y liberación de países y trabajadores oprimidos. Por su parte esta Escuela de Chicago, ofrecía una forma igualmente radical de defender los intereses de los propietarios. Aquí viene la gran disyuntiva, mientras los marxistas veían de manera práctica su teoría llevándola a cabo mediante la revolución mundial, La Escuela de Chicago no tenía del todo claro como practicar su teoría, (ellos soñaban con la no intervención del Estado). Por lo tanto identificaron como su enemigo real a los keynesianos. Así es, los verdaderos enemigos se encontraban entre los keynesianos de E.U., los socialdemócratas europeos y los desarrollistas del tercer mundo, esta Escuela de Chicago se oponía a las prácticas del “Estado de bienestar” como: socialismo en la educación, propiedad del Estado en los servicios básicos y se promulgaba contra toda serie de medidas orientadas a aminorar las aristas más puntiagudas del capitalismo. Por lo tanto la Escuela de Chicago declaró la guerra a todos éstos practicantes eclécticos de tintes keynesianos.
Otro de los considerados padres de ésta corriente fue Friedrich Von Hayek. Austriaco, mentor de Friedman, quien mencionaba que cualquier intervención del estado llevaba a la sociedad “por el camino de la servidumbre”.
A partir de la 2ª guerra mundial la economía de las potencias tomó un carácter protector y paternalista que podríamos llamar etapa del “capitalismo decente”, donde podemos ubicar: la seguridad social en E.U., sanidad popular en Canadá, y protectorado del trabajador en Alemania y Francia. En el mundo “en vías de desarrollo” se llevaba a cabo esta misma tendencia, pero de forma mas precisa y ad hoc al contexto. Hacia la década de los 50’s, se experimentaban grandes triunfos y logros por parte de los desarrollistas, cuyo proyecto se incubó en el cono sur sudamericano: Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. El centro neurálgico de éste movimiento provenía de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) dirigida por el economista argentino Raúl Prebisch. En toda ésta área se experimentaron grandiosos y positivos cambios; crecimiento de infraestructura, subsidios a empresarios para la producción de manufacturas, fundación de poderosos sindicatos, creación de universidades públicas. Sucedió un fenómeno pocas veces visto, de acotamiento de la brecha entre clases, un digno ejemplo, Argentina quien poseía la clase media más numerosa de todo el continente. Este auge desarrollista suponía esperanza no sólo hacia el continente si no hacia todo el 3er mundo, convirtiéndose en símbolo y ejemplo. Esta época representó un abismo para la Escuela de Chicago, quienes solo veían como los gobernantes elegían a colegas suyos de Harvard, Yale u Oxford como asesores.
Pero había personas interesadas en su pensamiento, pocos pero muy poderosos. Estos personajes tomaron a Friedman y sus acompañantes como punta de lanza teórica para sus intereses. El mensaje era claro, para elevar el canto de la búsqueda de supuesta perfección del capitalismo. Friedman proponía 3 objetivos en su libro “Capitalismo y libertad”.
Desregulación: eliminar regulaciones y reglamentaciones arancelarias.
Privatización: el Estado debía vender, en muchos casos malbaratar todo lo que poseía y pudiera dar fruto en ganancias.
Recortar: aplicar recortes de gasto público a programas sociales, en pocas palabras quebrantar el “Estado de Bienestar”.
La guerra contra el desarrollismo en E.U. de los 50’s con Eisenhower como presidente, no se pretendía acabar con lo logrado en años de medidas keynesianas y reivindicaciones obtenidas por parte de trabajadores con puje socialista y anarquista, todo esto era demasiado provechoso y popular. Pero, en el 3er mundo el plan fue el descarrilamiento de esto, o lo que en aquellos lugares se denominaba “desarrollismo”. Como 1er paso, había que crear un enemigo, el cual se consiguió a través de formular que este nacionalismo desarrollista iba a prosperar convirtiéndose en un comunismo totalitario. Como lo pregonaba Foster Dulles, secretario particular de Estado de Eisenhower, y Allen Dulles director de la recién creada CIA, éstos hermanos antes de aparecer en la escena gubernamental fungieron como abogados de “tranza nacionales” que perdían con este desarrollismo: J.P. Morgan & Company, International Nickel Company, la Cuban Sugar Corporation, y la United Fruit Company. Una vez creado el enemigo y con propaganda hacia el interior, el paso siguiente era atacar.
Citaremos a John Perkins antiguo “sicario económico de la CIA”:
El 1er paso era captar y corromper a los presidentes “nacional-desarrollistas”, si no funcionaba esto, lo siguiente era crearles desequilibrio interno orquestando su caída, lo que muchas veces terminaba en un golpe militar o el asesinato del presidente. Si aguantaban los pasos anteriores la última medida era la invasión militar. Este cuento sin final dio rienda suelta para mover o aniquilar presidentes a su antojo en todo el mundo, citaremos algunos casos: En el 53, un complot de la CIA consiguió derrocar a Mossadegh en Irán, poniendo en su lugar al brutal Sha. En el 54 el asesinato del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz, la muerte de Torrijos en Panamá, Sukarno en Indonesia, Joao Gulart en Brasil, Jaime Roldós en Ecuador, Perón y su esposa en Argentina. Y uno de los más suscitados casos, el derrocamiento y muerte de Salvador Allende en Chile.
Ya con gobiernos a modo y a las órdenes del imperio lo siguiente era demostrar la supremacía en el ramo académico, pero… ¿cómo?. El problema era erradicar todas las creencias desarrollistas de los “economistas rosas” influenciados por Prebisch y compañía, en su lugar debían implantarse economistas “neoliberales” como lo llamaron los latinoamericanos. Para esto se creó el “Proyecto chile” que surgió a raíz de la reunión del Director de la Administración para la Cooperación Internacional de Chile, Albion Patterson y Theodore Schultz, presidente del Depto. de Economía de la Universidad de Chicago}. Este plan desembocó en el experimento en manos del mercado y de la anhelada práctica de Friedman.
Todo fue simple: llevar a los estudiantes de Economía chilenos a Chicago enseñarles autoritaria y deliberadamente lo que los intereses de Estados Unidos pretendían, para así desmantelar el Estado Chileno y paulatinamente cualquier intento de reivindicación económica por parte de los países del tercer mundo.
El diseño era perfecto salvo que el rector de la Universidad de Chile rechazó el financiamiento, por lo cual tuvieron que proponerlo a la privada Universidad Católica de Chile, un centro conservador que hasta carecía de Facultad de Economía, la cual aceptó la propuesta con gusto. En Argentina fue la Universidad de Buenos Aires como se puede notar con José Alfredo Martínez de Hoz economista surgido de ella y futuramente economista de la dictadura militar. En palabras de Mario Zañartu, economista de la católica de Chile y procedente de Chicago, quien definió a los primeros estudiantes como: “más friedmanitas que el propio Friedman”. Este programa siguió su curso en convertir a estos estudiantes becados en maestros de dichas universidades latinas para diseminar las ideas de la Escuela de Chicago y posteriormente encontrar espacio gubernamental para ellos tras los golpes de estado.
Como podemos ver la historia del siglo XX en el 3er mundo, es la historia de los intereses del imperio, poniéndose rabiosos y fúricos ante cualquier intento de emancipación económica, social y política. Dejándolo demostrado con injerencias militares, golpes de estado, apoyo a gobiernos totalitaristas y represores, embargos económicos, adiestramiento académico (tecnócratas) e invasiones.
* Recomendación para complemento del artículo: “El sicario económico” de John Perkins, Zeitgeist II, películas disponibles en internet, “Lo que realmente quiere el Tío Sam” Libro de Noam Chomsky.
Referencia bibliográfica: Naomi Klein, “La doctrina del Shock”, capítulo II (pp.79-106). John Perkins, “El sicario económico”.
En la imagen: Friedman-Pinochet
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1 comentario:
Hola: Muy interesante su artículo. Me aclaró muchas dudas con respecto a Milton Friedman.
Soy abogado y enseño economía en escuelas medias de Tucumán, Argentina.
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